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Cuando ciertas decisiones te hacen sentir tonta

(For English press here)

Hoy estoy filósofa. Y es que les quiero contar lo que me pasó al tomar cierta decisión el otro día con los niños y como me sentí tonta y entonces de ahí empecé a pensar en todas las decisiones que tenemos que tomar en la vida, que la verdad son incontables, y en que la vida además de ser como una agrupación de momentos que van pasando, también es una agrupación de decisiones y esas decisiones son las que van construyendo tu camino por el cual vas a andar en tu vida. Vieron?! Es que la verdad el ser madre es algo que abarca todas las ramas de nuestro ser y de muchas maneras, te hace ponerte a filosofar también.

Les cuento porqué me sentí tan tonta al tomar mi decisión (y de antemano les digo que es un cuento largo!):

Adrian siempre ha ido al after school club (donde cuidan a los niños después del colegio) que ofrecen en el colegio y este año ya los teníamos inscritos a los dos para asistir a ese mismo club (club Nº1). Pero resulta que a principios del año escolar a última hora apareció una nueva opción de after school club (club Nº2). Esta nueva opción es muchisísimo más económica que la de siempre con la desventaja de que no están ubicados en el mismo colegio pero si hay un autobús que los lleva así que decidimos sacarlos del club Nº1 y meterlos en el club Nº2.

Adrian ya estaba asistiendo durante el verano al club Nº2 porque ellos tienen campamento de verano también, y aunque se la pasaba bien todos los días, muchas veces me decía que no le gustaba ese club, que no quería ir. Yo le pregunté muchas veces porqué y siempre me decía que porque no le gusta, nunca me daba una razón valedera. También pregunté en el club cómo estaba él y me dijeron que todo bien, así que pensé, son cosas de niños que lo que quiere es estar en la casa viendo tele o algo así.

Cuando le dijimos que tendría que ir todos los días al club Nº2 después del colegio empezó otra vez diciendo que no quería ir y armando berrinches. Como padres, nosotros pensamos, es normal, es algo nuevo, es un cambio pero se acostumbrará, además habrá más niños que él conoce del colegio en ese club Nº2.

Pues llegó el primer día de clases y tenían que tomar el autobús los dos para ir al club Nº2, la Mayita estaba fascinada con todo y no decía ni pío. Adrian estaba contento de ayudar a su hermana y a estar pendiente de ella pero eso de ir al club Nº2  le seguía molestando. Cuando los fui a buscar el primer día, estaban muy bien pero pregunté a qué hora había llegado el autobús y me dijeron apenas hace 5 minutos. Wow! Se tardó una hora y media en llegar! Y el club Nº2 está bastante cerca, y si sabíamos que se tardaría un rato pero no sabíamos que tanto.

Bueno ese fue el primer día y a lo mejor hubo más tráfico nosé. Pero en la noche Adrian se puso muy mal y lloró mucho diciendo que él no quería ir al club Nº2 que por favor lo sacáramos de ahí, que es horrible y muchas otras cosas más. Igual sin darme una razón buena, simplemente que no le gusta. Mi primera reacción fue, ok, te escucho, pero vamos a probar y ver cómo nos va, dale un tiempo al club, has notas de las cosas que no te gusten, probemos al menos 2 semanas, es apenas el primer día!! Tenemos que darle un tiempecito. ¡Y apenas estuvieron 5 minutos en el club! Pero Adri se veía muy mal y se fue a dormir llorando… Mi corazón se arrugó.

Derek y yo hablamos esa misma noche y pensamos, bueno a lo mejor de verdad hay algo que no le gusta y muchas veces los niños no saben expresar bien que es, es más, uno como adulto muchas veces hay algo que no te late y no hay razón, simplemente no te gusta y ya. El tiene desde el verano diciendo que no le gusta el club Nº2, aparte si el autobús se tarda tanto, como que mejor los cambiamos otra vez al club Nº1 que aunque los acabamos de sacar y no nos ahorraremos nada, Adrian estará feliz. Y eso hicimos al día siguiente, lo cambiamos al club Nº1 otra vez. Todos estábamos tranquilos, fiuu.

Pero esa es la primera parte del cuento. Ese segundo día de clases ellos fueron de nuevo al club Nº2 porque el cambio no se hizo tan rápido y ese día que llegué a buscarlos si pasaron más tiempo allí. Pues ese día Adrian me recibió con una sonrisa de oreja a oreja y me dijo: Mami, me encanta este club! Si me gusta mami! De verdad que si quiero estar aquí, no me cambies al Nº1 porfavor!

Este es el mismo club Nº2 que la noche anterior me dijo que era horrible y no quería regresar más nunca.

Yo de verdad estaba sin palabras, tenía muchas voces en la cabeza que me estaban diciendo cosas como:

-¿Para qué lo cambiaste? Viste!!?!

-Pero claro, es que es un niño, tenías que haberle dado tiempo como pensaste al principio. 


-Te dejaste manipular, te dejaste llevar 100% por los sentimientos, y es que apenas fue el primer día de clases.


-Tu misma sabes que para crear un hábito hay que darle tiempo y en los niños las cosas pueden cambiar muy rápido…

-Que loca!

En fín, me sentí muy tonta, tonta de haberme dejado llevar por lo que Adrian decía, por sus llantos y de no haber hecho caso a mi voz interna de mamá que lo primero que me decía era que le diera tiempo. También estaba brava conmigo misma, la verdad fueron muchos sentimientos a la vez pero el que más predominó por varios días fue el de que tonta.

Por supuesto, ya no lo cambié de nuevo, los dejamos en el club Nº1, esa semana continuaron en el Nº2 y ya, los demás días ya están en el Nº1.

Jajajaja! Ahora que miro atrás ya no me siento tonta, siento que todo pasó por alguna razón, a lo mejor para que me acordara que debo mantener la calma, de hacerle caso a mis instintos y no dejarme llevar siempre por los llantos de los niños (Y de verdad que yo casi nunca hago esto!)

Simplemente pasó lo que tenía que pasar, aprendí de la decisión y a lo mejor igual los hubiéramos cambiado de nuevo al club Nº1 por lo del autobús que se tarda tanto. La cosa fue la manera en cómo pasó me agarró totalmente desprevenida.

Analizándolo ahorita que estoy filósofa, creo que fue una buena prueba para Adri y para mi.

Como les dije al principio del post, hay tantas decisiones por tomar en esta vida, no creo que todas siempre sean acertadas y que todas nos hagan sentir perfectamente bien después de tomarlas, me parece que lo que hay que hacer es tomarlas, disfrutar y aprender mucho de cada decisión para continuar caminando por la vida, dando lo mejor que podamos siempre! Eso es lo que aprendí de todo esto.


¿Ahora cuéntenme, les ha pasado algo similar con alguna decisión?

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